La policía municipal nos avisó de que había un perro “atrincherado” en el convento de las Hermanitas de los Pobres. Cuando llegamos nos encontramos a un montón de policías como si dentro hubiera un terrorista y simplemente estaba MORRÓN, un American Staffordshire con mucho miedo y asustado de los policías. Le cogimos con nuestra jaula trampa y ya en el albergue esperamos unos días a que se relajara antes de interactuar con él. Lleva con nosotros desde el año 2018 y ya nos ha demostrado que es un perro muy sensible, cuando no conoce a las personas desconfía de ellas, pero cuando las conoce, se derrite en amor y cariño. Es súper juguetón y activo, necesita un hogar donde entiendan lo que ha pasado en su vida anterior y que necesita tiempo para relacionarse con desconocidos y otros perros.