A Solana el “animal” de su propietario le arrancó el chip de cuajo, cuando la recogimos tenía una raja en el cuello de al menos 6 centímetros. También tenía su pata delantera izquierda rota y mal soldada, no sabemos durante cuantos meses estuvo con la pata así. Ella es una galguita muy dulce que está deseando que la demos caricias y amor, pero aún tiene demasiado miedo a los humanos para confiar. No nos extraña, después de lo que ha tenido que vivir con tan sólo un año. Esta preciosidad ya se merece disfrutar de una buena vida, ¿quieres ser tú la persona afortunada en compartir tu vida con ella? No lo dudes, no te arrepentirás.