Recogimos a GABI en una colonia de gatos callejeros en el Camino de la presa, en Segovia, nos avisaron de que uno de los gatos tenía toda la cara llena de sangre y que parecía que había perdido un ojo. Tuvimos que cogerle con jaula-trampa, ya que era bastante desconfiado, le llevamos al veterinario y pudimos observar que realmente lo que tenía era una gran dermatitis con infección en la zona de los ojos y orejas. Estuvo un mes en una jaula con tratamiento para la infección, empezamos a comprobar que a pesar de bufarnos cuando entrábamos a ponerle comida y limpiar su arenero, permitía que le tocáramos y le gustaban bastante los mimos. Así que decidimos darle la oportunidad de estar en nuestra gatera y comprobar cómo era de trato, con los meses hemos comprobado que es un gato que, a pesar de necesitar tiempo para adaptarse, es sociable con las personas, a su modo, pero le gusta que le acaricien y estén con él.